En estos días se está emitiendo a través de una cadena privada de TV en España la serie basada en la trilogía Transporter. Soy muy fan de esta trilogía, especialmente de la primera parte. Protagonizada por Jason Statham, el machote, con una mirada propia, el BMW 735i de gasolina con un buen rugido de motor y unas escenas de especialista bastante buenas (sí, algunas fantasmas también) y luego nos llega... ¡eso! la serie. Según leo su historia, cada episodio ha costado 2,5 milloncetes de euros, que no está mal.
Quien me conoce sabe que soy algo friki de la automoción. Me encanta ver los coches, conocer los modelos bastante al dedillo y otras cosas que para otra gente quizás pasarían inadvertidas. Sí, ¡soy culpable! Por eso hay cosas que no comprendo en esta serie.
En el primer capítulo hay un plano trasero del coche, un Audi A6, donde se ve la chapita que reza "TDI". ¿Cómo que TDI? ¿Un diesel en Transporter? ¿Estamos locos? Para colmo, el sonido del motor que suena, es como si fuera un motor en V de gasolina. Vamos, que nos creemos lo que ponen. Curiosamente en el capítulo 2 de la serie, esa chapita ha desaparecido como por arte de magia...
También hay escenas de sexo, tetillas y otros que parecen metidas con calzador para ver si despierta el interés del público. Escenas de lucha que no están mal pero no tiene mucho que ver con las coreografías de la película homónima.
En definitiva, tras dos capítulos vistos (no en su totalidad) me temo que no le daré otra oportunidad. A veces una revisión de una producción anterior no implica mejorarla.