Es sorprendente ver como desde pequeños intentamos sacarle el máximo partido a las cosas.
Hoy, paseando por una plaza cercana a mi casa he visto a unos niños jugando en uno de esos tiovivos pequeños que funcionan con una moneda de un euro y que, por lo general, es para que lo utilicen tres niños al mismo tiempo pero lo más frecuente es ver a cinco o seis subidos en los caballitos o "colgados" de alguna de las barras.
El caso es que cuando se ha detenido el tiovivo, en lugar de meterle otra moneda, dos de los chicos, los más mayores, se han bajado y se han puesto a empujar a los caballitos de forma que los otros tres niños han seguido disfrutando de un paseo gratis.
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