En un tiempo como éste, de excesos de todo tipo, en los que vamos corriendo a todos lados buscando esos juguetes imposibles de encontrar, o de comprar al mejor precio posible, ya que, misteriosamente, ha subido por las nubes lo que antes costaba bastante menos, me llama la atención que, para el año que viene, no podamos disfrutar de ninguna de las delicatessen sobrantes de la Navidad anterior, ya sea polvorones, turrón (en la foto), peladillas, etc.
Resulta que todo, todo, todo, caduca en Octubre-Noviembre del año siguiente. Hombre, si nos paramos a pensar, en Octubre-Noviembre del año siguiente es cuando está en su apogeo la venta de estos productos, por lo que no sería de recibo que dejáramos de comprarlos porque tuvieramos restos en casa... En fin, como ya me huelo, el tema de las caducidades es estricto para nuestros estómagos a la par que para nuestros bolsillos.
Resulta que todo, todo, todo, caduca en Octubre-Noviembre del año siguiente. Hombre, si nos paramos a pensar, en Octubre-Noviembre del año siguiente es cuando está en su apogeo la venta de estos productos, por lo que no sería de recibo que dejáramos de comprarlos porque tuvieramos restos en casa... En fin, como ya me huelo, el tema de las caducidades es estricto para nuestros estómagos a la par que para nuestros bolsillos.
Hola Gustavo!!! este año no me ha quedado turrón para el año que viene pero yo que tu lo guardaba y lo disfrutaría el año próximo porque no creo que se haya puesto tan malo como para sentarte mal.
ResponderEliminarAdemás, seguro que al bolsillo le sienta muy bien :D. El caso es que siempre nos quieren sacar dinero por todo. Que yo recuerde antes el turrón caducaba mucho después.