Este fin de semana, con todo el lío de viajes de Semana Santa y demás, pasamos a comer por un restaurante con tintes italianos. Tienen una carta bastante sugerente por lo que de vez en cuando es interesante hacer una visita. Pero esta última vez algo fue diferente. Una especie de pulsador, como el de la imagen, nos esperaba en la mesa, compartiendo espacio con copas, cubiertos y servilletas. En un simple vistazo se ve para qué sirve.Atrás quedarán en este lugar los movimientos al aire a modo de firma con nuestra mano para pedir la cuenta al camarero en la distancia o llamarlo si pasa por nuestro lado o que tengamos que mover el cuello de un lado a otro a ver si lo vemos pasar para pedirle, a lo Charles Dickens, "un poco más de sopa".
El sistema se compone además, de un reloj a lo coche fantástico que lleva el camarero y que recoge el número de mesa llamante así como el evento recibido, que en este caso se compone de pedir la cuenta o de llamarle mísmamente.
Parece que está siendo un éxito porque se está implantando en un buen número de restaurantes (y creciendo), la mayoría eso sí, de la capital española.
Cabe decir, que lo usamos para pedir la cuenta y, en 30 segundos, la camarera procedió a entregarnos la cuenta con una sonrisa.




